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SOLO NOS QUEDA UN SENTIMIENTO 

En estos tiempo en donde los sentimientos son tan efímeros, es casi imposible encontrar a una persona que realmente crea en el amor y ame con toda las fuerzas de su corazón. Aunque se esté perdiendo la fe de encontrar y despertar tan generoso sentimiento, Matilde y Manolo lo han hallado. Esta es la historia de Matilde, una chica la cual  no sabía qué era el amor.

Matilde es una joven de veinte años. Es alta con cabellos rizados color rojizo como el amanecer, piel blanca como como el granizo,  labios rojos como un hermoso  atardecer en la cuidad y sus ojos pardos representaban el avellana de aquellos cuerpos productores de oxígeno.

Matilde estudiaba Fotografía, le gustaba el hecho de poder congelar momentos importantes por medio de una imagen. Un día en una de sus clases, el profesor  le asignó a cada uno de sus estudiantes un sentimiento, y por medio de una foto reportaje debían congelar dicha emoción. Justo cuando el profesor terminó de dar la instrucción, Matilde entró en pánico pues el trabajo que se estaba planteando era casi imposible para ella.

Desde hace un tiempo Matilde enfrentaba una crisis de alexitimia, es decir, tenía dificultades para identificar y expresar las emociones. Matilde guardó silencio y esperó la siguiente instrucción.

-Estudiantes, a partir de un sorteo les asignaré el sentimiento que deberán retratar en sus fotografías. Es importante que entiendan muy bien la emoción y que la puedan reflejar de la mejor maneja. Necesito que las fotografías me digan para ustedes qué significado tiene ese sentimiento. -Así que ¡Empecemos!- dijo el hombre entusiasmado.

El sorteo estaba a punto de terminar, ya se habían sorteado varios sentimientos entre ellos: alegría,  optimismo, gratitud, odio, tristeza, miedo, ira,  envidia, celos, lealtad…

-Bueno, solo nos queda un sentimiento más, es uno de los más importantes para el ser humano, pero también con el paso del tiempo lo hemos transformado y créanme que no para bien ¿Saben cuál es? El salón entero guardó silencio, a nadie se le ocurría cuál poda ser dicho sentimiento. - ¡EL AMOR! Mis queridos amigos, afirmó el profesor con un tono alto.

- ¿Quién falta por asignar? Matilde alzó su mano tímidamente pero en seguida observó que otra mano se levantaba.

- Bueno entonces Matilde y ¿me recuerdas tu nombre? - Manolo, respondió el joven, - Gracias. Entonces Manolo y Matilde trabajarán juntos para fotografiar el amor. No es más queridos estudiantes espero que tengan éxito con sus proyectos.

La clase terminó y todos empezaron a reunirse con sus respectivos compañeros. Matilde no recordaba haber visto a su compañero, en medio de su distracción se dio cuenta que jamás se había tomado el tiempo de conocer a sus compañeros y no solo a su entorno social.

- ¡Hola! mucho gusto, mi nombre es Manolo. Matilde levantó su mirada y quedó perpleja. Aquel joven que la saludaba era alto, de tez blanca, ojos cafés y cabello castaño.

- Matilde ¿verdad? En seguida Matilde reaccionó y respondió en voz baja. - Ehhh, sí. Mucho gusto. En seguida Manolo se sentó a su lado y le preguntó – Bueno, ¿qué se te ocurre para el proyecto?

En ese momento, Matilde sintió un vacío en su estómago, no sabía qué podía significar eso pero no se sentía bien. Así que mientras Manolo estaba hablado de sus ideas para el proyecto, ella decidió interrumpirlo.

- No puedo hacer esto. Yo no sé qué es el amor, y no lo digo metafóricamente. Literalmente no identifico el amor, no sé cómo sea o cómo identificarlo. Hace un tiempo mis padres me llevaron con un terapeuta. Tengo problemas para identificar las emociones y he procrastinado el tratamiento porque nunca pensé que fuera tan importante. Una vez terminó Matilde de hablar, se sintió avergonzada. Por su cabeza solo pasaba el hecho de que Manolo no querría trabajar o tan siquiera hablar con una persona así.

- Matilde, yo no soy u experto en el amor a mis veinte años no he experimentado del todo este sentimiento. Además, hoy en día poco se sabe del amor, no eres la única. Así que entre los dos vamos a averiguar de qué se trata este sentimiento.

Matilde lo miró fijamente a sus ojos y ambos sonrieron.

Manolo y Matilde decidieron empezar su investigación de una manera poco convencional para estos tiempos. Decidieron que no iban a utilizar redes sociales para comunicarse. Decidieron cerrar su día con un despido presencial.

- Matilde, necesito que mañana llegues a esta dirección. Creo que este lugar nos ayudará. No abras el papel hasta mañana en la mañana. Dijo Manolo,  tomando la mano de Matilde y entregándole un papel enrollado.

Matilde quedó algo extrañada, no entendía el misterio del papel y de aquel lugar.  Sin embargo, decidió no pensar en ello y guardar aquel papel en su mochila.

Los dos caminaron hasta sus respectivas bicicletas y se despidieron  afirmando el gusto de conocerse.

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